lunes, 27 de febrero de 2012

precursores de venezuela

Francisco de Miranda


El precursor de nuestra independencia, nació en Caracas el 28 de marzo de 1750 y murió en Cádiz, en la cárcel de La Carraca, el 14 de julio de 1816. Francisco de Miranda fue un hombre extraordinario por su calidad humana y por sus luchas a favor de la libertad de las colonias dominadas por el gobierno español.





Miranda fue el primer criollo de dimensión histórica mundial que recorrió el mundo participando en la política europea para tratar de aprovecharla para la emancipación del continente americano.
Fue siempre un defensor de la libertad y de la República en Estados Unidos y en Francia. País este último en el que se incorporó a la revolución con el grado de Mariscal de los Ejércitos Franceses. Presentó informes, diseñó planes y organizó expediciones que significaron todo un ideario americanista que representó en la suerte histórica de nuestra República.

Las ideas de Miranda estuvieron presentes en la Constitución de 1811 y en los documentos históricos que sucedieron a nuestra gesta independentista. La recuperación de nuestros derechos ciudadanos y de nuestra gloria nacional como americanos libres, fue la mejor recompensa que recogimos de sus luchas, como promotor de la revolución hispanoamericana.





En Valencia, hay dos estatuas de Miranda. Una de ellas es un busto colocado en alto pedestal de concreto en la placita al frente de la Quinta La Isabela, de autor desconocido, con fecha de 1966, y que fue donado por los Masones de Valencia.
La segunda, es una escultura de cuerpo entero, ubicada en el parque Guaparo, detrás de la plaza Montes de Oca; de autor desconocido.





Miranda, el precursor:

Esta misma visión continental tenia al caraqueño Francisco de Miranda, nacido en 1750,y conocido como el precursor por antonomasia de la independencia, que en desde 1781, abandonando las filas del ejercito español donde se había alistado, dedicó su vida a la causa de la independencia de Hispanoamérica. Se distinguió durante las campa­ñas de independencia de Estados Unidos y como general en la Revolución francesa; recorrió Europa, parte de Asia y Estados Unidos para ilustrarse y en busca de apoyo de los gobiernos a favor de la liber­tad americana. lmprimió y difundió la celebre Carta a los Españoles Americanos del ex jesuita peruano Viscardo, que era un alegato en favor del autodomi­nio de los americanos sobre su propio destino político. El propósito de Miranda era alcanzar la in­dependencia de toda la América Hispana mediante el apoyo de las potencias enemigas de España, principalmente Inglaterra, pero no para poner a las nuevas naciones bajo el dominio de esta gran potencia, sino para que constituyeran una sola nación 0 un grupo de naciones soberanas.

En 1806, Miranda emprendió una expedición libertadora de Venezuela desde Nueva York Cons­taba de tres buques, y la mayoría de los tripulantes, oficiales y soldados eran norteamericanos. En la isla de Haití, en Jacmel, donde se reunió la expedición antes de llegar a Venezuela, Miranda izó por vez pri­mera el pabellón nacional de Venezuela a bordo del buque insignia Leandro, el 12 de marzo de 1806. Intentaron desembarcar en Ocumare de la Costa, pero varios buques españoles los interceptaron y no pudieron lograrlo; Miranda se refugió entonces en Trinidad y pocos meses después intentó un nuevo desembarco en Coro, donde Si pudo poner pie en tierra e izar la bandera, a la vez que dirigía procla­mas a los habitantes hechas en una imprenta que traía a bordo; pero la población huyó. Miranda, al no hallar el apoyo que esperaba de sus compatriotas, regresó a la isla de Trinidad (que era ya entonces posesión británica) y de allí a Inglaterra, donde empezó a publicar, en 1810, un periódico llamado El Colombiano, dirigido a todos los patriotas de la Amena española para informarles de lo que ocu­rria en Europa e invitarles a buscar su independen­cia. Con la acción de Miranda se pone de relieve la vocación continental del movimiento revolucionario venezolano preindependentista, al igual que en la conspiracion de Gual y España, en los años en que iba a comenzar un nuevo periodo histórico.



La crisis de 1808:

Mientras Miranda trata de obtener la indepen­dencia política de Venezuela desde el exterior, los mantuanos, la aristocracia caraqueña, intentan apoderarse del poder desde dentro mediante un golpe de Estado; a través del Concejo Municipal, del Real Consulado, del gremio de agricultores, y apoyándose en el acceso que tienen a la Universidad, ejercen ya de hecho el poder económico y ocupan la primera posición social en La Capitanía General; por esto aspiran a obtener el poder político y a que Venezue­la sea independiente (o por lo menos autónoma), pero regida de acuerdo con sus ideas, con las que ellos consideran las mejores. Cuando se produce la invasión napoleónica en España en 1808, y en las jornadas de Bayona el rey Carlos IV y su hijo y sucesor Fernando VII quedan apartados del trono, y prisionero este último, mientras en Madrid se entroniza a José' Bonaparte, hermano de Napoleón, cada provincia española organiza sus juntas para preparar la resistencia contra los invasores y dirigir la política en su región.

Los mantuanos caraqueños, al conocer estos hechos a mediados de ese año, piden al capitán' ge­neral interino de Venezuela, Juan de Casas, que cree también una junta en la cual ellos aspiran a tener participación preponderante. Tratan de tomar el poder sin modificar el orden social. En esta conspiración de 1808 intervienen dos generaciones de mantuanos: La de los padres y la de los hijos. Estos últimos, que se reunían en la Cuadra Bolívar, junto al río Guaire, en Caracas, para planear su acción, eran mucho más radicales en sus ideas que los pa­dres. De todos modos, esta acción de los mantuanos fracasó porque el capitán general no accedió a sus demandas, puso en prisión a algunos de los más exaltados y a otros los confinó en sus hacien­das fuera de la ciudad. Sin embargo, este intento frustrado se repetirá' con éxito en abril de 1810.

La llamada conspiración de los mantuanos de 1808 tuvo una consecuencia importante para la vida política y cultural de Venezuela: La introducción de la imprenta en Caracas (muy tardíamente en comparación con otras capitales del imperio español en América) y la publicación de la Gaceta de Caracas, primer periódico publicado en el territorio de la Capitanía General, en Tierra Firme. Esta intro­ducción tardía de la imprenta hará' que los inicios del periodismo venezolano coincidan prácticamente con el movimiento emancipador, por lo cual el periodismo tendrá un carácter marcadamente político durante muchos años Esa imprenta, que perte­necia a dos subditos británicos, Mateo Gallagher y Jaime Lamb, fue traída desde la isla de Trinidad por gestiones de las autoridades de la Capitanía Gene­ral, desembarcada en La Guaira el 23 de septiembre de 1808, conducida de inmediato a Caracas e insta-lada. Un mes más tarde, el 24 de octubre, salió el primer numero de la Gaceta de Caracas. Tal rapidez tenia un motivo: el capitán general necesitaba un periódico para difundir noticias favorables sobre la situación militar en España, para evitar que los mantuanos 0 revolucionarios venezolanos, conside­rando a la península subyugada por los franceses, insistieran en la creación de una junta para gobernarse por sí mismos. Como funcionario de la Capitanía General, el joven escritor caraqueño Andrés Bello fue quien tuvo a su cargo la redacción de aquel periódico, a partir de su aparición.



Importancia de esos movimientos

Los cuatro movimientos revolucionarios descritos a partir del de Coro en 1795 tienen características muy definidas cada uno de ellos, y que en cier­to modo van a estar presentes durante el proceso de la independencia venezolana. La rebelión de los negros, indios y mestizos de Coro no busca funda-mentalmente (por lo menos en su forma inicial) la independencia nacional, sino la liberación de una posición socialmente inferior; se trata del estallido de grupos que ocupan la base de la pirámide social y que tratan de cambiar por medio de la violencia la opresión a que se hallan sometidos. más adelante, en el curso de la guerra de la independencia, este papel lo desempeñaran los llaneros y otros habitantes del país, que primero seguirán a Boves y después a Páez. La conspiración de Gual y España, en 1797, tiene un cariz distinto: es un movimiento ideológico bien organizado de la incipiente clase media y clase trabajadora, que busca orientación en la independencia de los Estados Unidos y en la Re­volución francesa, y que se propone alcanzar la independencia de Venezuela, la igualdad social y la formación de una Republica de carácter democrático; Además, estos objetivos no se limitan al ámbito de Venezuela, sino que existe la intención de hacer-los extensivos a otras regiones de Hispanoamérica. Francisco de Miranda tiene igualmente una visión continental del proceso enmancipador. El aspira a la independencia no sólo de Venezuela, sino de toda Hispanoamérica, y cree poder alcanzarla con el apoyo de las potencias europeas rivales de España, pero sin someterse a sus dictados. El intento de los mantuanos es el de la clase social mas culta, económicamente fuerte y socialmente privilegiada, que dispone en la practica de todo el poder dentro de La Capitanía General excepto el político, y que considera llegada la hora de conseguir este ultimo.



El marco internacional:

La época de crisis abierta en Europa por la Re­volución francesa y continuada durante las guerras del imperio napoleónico había causado profundas transformaciones en la estructura política y economicosocial del Viejo Mundo. El emperador, tras desbaratar varias coaliciones y triunfar sucesivamente sobre Austria, Rusia y Prusia, impuso un bloqueo continental contra Inglaterra y luego se lanzó, en 1808, a la conquista de la península Ibérica, no sin antes anular políticamente a Carlos IV y a Fernan­do VII, y mientras la corte de Portugal se trasladaba a Brasil. La resistencia de los pueblos español y portugués, que fue causa de los primeros fracasos mili-tares sufridos por los ejércitos de Napoleón, reanimó La voluntad de lucha de Inglaterra. Esta envió algunos cuerpos expedicionarios a la península, al mismo tiempo que reconstituía una coalición con­tra Francia. Miranda, que estaba entonces en Ingla­terra, adonde había regresado después del fracasado intento de 1806 en Venezuela, se negó a acompañar a Arturo Wellesley a España para luchar contra los franceses; el precursor seguía el desarro­llo de los sucesos desde Londres, dispuesto a sacar todo el provecho posible de la situación para el buen éxito de la independencia de Hispanoamérica. Por esto publicó allí el periódico ya mencionado, Desde el instante mismo de las abdicaciones de Bayona, franceses e ingleses habían tratado de captarse a las autoridades de las provincias americanas del imperio español; así lo demuestra la llegada a La Guaira, a mediados de 1808, casi simultáneamente, de dos buques de guerra de esas naciones: Le Serpent y el Beaver. La tendencia dominante entre los grupos dirigentes criollos como se ha dicho era formar juntas que asu­miesen el mando en las distintas regiones del continente como lo habían ejecutado, al estar acéfala la monarquía, las provincias españolas. En cambio, tanto la Junta Suprema de España como su sucesor el Consejo de Regencia (y posteriormente las Cortes de Cádiz) pretendían continuar rigiendo al Nuevo Mundo en nombre de Fernando VII, quien por entonces estaba preso en Francia. 

Juan Francisco de Leon

Juan Francisco de León nació en la isla de El Hierro, la más suroccidental de las Islas Canarias, en el seno de una familia numerosa. Emigró a Venezuela en la primera mitad del siglo XVIII fijando su residencia en Caracas, en la zona de la plaza La Candelaria, donde vivió con su esposa Lucía García y tuvo una descendencia de 14 hijos,1 dedicándose a la agricultura del cacao. Fundó la población de Panaquire2 el 4 de marzo de 1734, en la región de Barlovento, en la provincia de Caracas. En 1744, el gobernador lo nombra comisario de la jurisdicción real del valle de Panaquire con facultad de hacer sumarias, prender personas y conocer de las causas civiles y criminales contra cualquier individuo. Este nombramiento lo lleva a residenciarse en forma permanente en el valle y le permite el descubrimiento de nuevas tierras hacia la zona de El Guapo.

La posición monopólica de la Compañía Guipuzcoana y los bajos precios que ésta impuso al cacao cultivado por los agricultores de Panaquire hizo florecer el contrabando, avalado por de León, como método para mejorar los ingresos y la calidad de vida de sus habitantes. Enterado de esta situación, el nuevo gobernador de la provincia, Luis Francisco de Castellanos (1747-1749), por sugerencia del factor de la Compañía Guipuzcoana Juan Manuel Goyzueta, designa el 7 de marzo de 1749 a Don Martín de Echeverría con el título de cabo de guerra y teniente de justicia de Panaquire. Buscando la aniquilación del contrabando de cacao, dicha designación desplaza a de León de su cargo, pero profundizando una desigualdad social existente en las colonias españolas de la época: canarios, pardos y mulatos eran relegados al último estrato social, en beneficio de vascos y castellanos.


Molesto por el nombramiento de un vasco como reemplazante suyo y temeroso de perder la relativa prosperidad que el contrabando traía a la región, Juan Francisco de León promueve un levantamiento en 1748 contra los intereses y el dominio monopolístico de la Compañía Guipuzcoana en cuanto al comercio del cacao, apoyado por la población barloventeña, compuesta mayoritariamente de esclavos, zambos, pardos y canarios, habiendo adquirido algunas armas y municiones a comerciantes holandeses de Curazao, naturalmente a través del contrabando de cacao. Luego de algunas acciones exitosas y un gran apoyo popular, entra a Caracas, provocando la huida de Echeverría, pero finalmente el gobernador Felipe Ricardos logra someterlo y el 28 de marzo de 1752 es enviado como prisionero a la prisión de la Carraca en Cádiz; allí Juan Francisco de León contrajo viruela y murió el 2 de agosto de 1752.

Declarado traidor por Felipe Ricardos, su casa en La Candelaria fue arrasada y sembrada con sal, para que ni la hierba creciese. El 25 de septiembre de 1753, y sobre sus ruinas, se colocó un padrón de ignominia que rezaba así:

«Esta es la justicia del Rey Nuestro Señor mandada hacer por el Excelentísimo Señor Don FPE RICARDOS. TTE. GENERAL DE LOS EJERCITOS de su majestad su Govr y CAPNA General de esta provincia de Caracas – con Juan Francisco de León, amo de esta casa, por pertinaz, rebelde y traidor a la Real Corona y por ello reo. Que se derribe y siembre de sal por perpetua memoria de su infamia.»3

Este padrón fue demolido luego de declarada la independencia de España, en 1811, siendo posteriormente sus terrenos devueltos a los descendientes de Juan Francisco de León y su memoria exaltada, en homenaje a su lucha reivindicatoria por una sociedad más justa. Aunque su movimiento no fue de carácter independentista ni contrario a la autoridad del Rey de España, el fuerte componente social que tuvo lo convierte en un hito importante dentro de los antecedentes que posteriormente llevarían a la independencia de las colonias españolas en América. En la actualidad una placa ubicada al frente de lo que era su casa, honra su memoria en Caracas.



Referencias Bibliograficas





Integrantes:

  1. Espinoza Jescarlis #22
  2. Lugo Osweyling #25
  3. Corrales Yoelis # 34